Centros escolares cubanos, igual a antros de homofobia.
Maestros, profesores, padres y madres no se hacen
responsables de la homofobia que viven cada uno de los estudiantes con
orientación homosexual. En todos los centros escolares del país, un homosexual
o una lesbiana vive la agonía de ser humillado por sus propios colegas; y en
algunas circunstancias por los propios maestros, donde hasta la dirección toma
parte.
En los niveles primario, secundario, pre-universitarios y
técnico medio es donde más se divisa el flagelo homofóbico que sufren estos
desdichados; hasta que alguno decide abandonar sus estudios para no tener que
enfrentar día a día la ignominiosa
odisea que les acompleja.
Cabe destacar, que en algunas circunstancias estos
estudiantes a pesar de sufrir en dichos centros educativos, sufren también en
sus hogares a manos de sus padres de forma verbal y psicológica, siendo
víctimas de la violencia domestica a causa del desconocimiento y la
intolerancia.
A pesar de que en Cuba se está implementando el programa de
educación sexual desde los algunos medios
de comunicación y en algunos centros universitarios, el programa no ha llegado
a los niveles primarios, secundarios y medio superior, siendo todavía tabú el
tema de la orientación sexual y la identidad de género por muchos. Cabe
destacar además, que todavía no existe un sistema legislativo que beneficie a
cualquier estudiante LGBT y le libre del abuso físico y verbal al cual es sometido,
tanto en el hogar como en centros escolares.
Muchos de estos niños y adolescentes son atendidos
psicológicamente debido a que tienen un bajo perfil académico y pocos motivos
para continuar con sus estudios, que trae como consecuencia, que en su etapa de
adultez se inmiscuyan en asuntos de drogas, se contagien de VIH-SIDA o tengan
una conducta rebelde, cayendo inevitablemente en la prostitución y otros
delitos.
En Cuba el 76% de la comunidad homosexual tiene un bajo
perfil académico debido a abusos
ocasionados en la infancia y adolescencia y juventud a causa del régimen, las
instituciones escolares y sus familias.
¡Apliquemos los derechos sexuales!
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