Dios, el hombre o mi yo.
Mejor es confiar en el Señor que confiar en el hombre…, mejor es confiar en el Señor que confiar en príncipes, dice el verso. Salmo 118:6-9 Nuestros tiempos señalan que el hombre debe renunciar a su confianza en si mismo y a su confianza en el prójimo, por sincero que este pueda parecer. Vivimos en tiempos peligrosos, en tiempos de maldad engañosa y oculta. Hoy día nadie sabe quien es quien. La Palabra del Señor es clara en este asunto. “Maldito el hombre que confía en el hombre”. No se refiere solo al hombre externo, sea nuestro amigo, enemigo o a un desconocido; sino también a nuestro yo. En quien único tenemos garantía de confiar es en el Señor. Nosotros como pecadores somos inconstantes como las olas del mar que van de aquí para allá. Prometemos algo hoy, y mañana deshacemos lo que prometimos. Nuestros pensamientos y palabras son vanos. Debemos aprender a descansar en Dios y no temer al